Hace ya unas semanas que la bici de Ángel pedía a gritos un estreno en condiciones, y sinceramente..., lo ha tenido.
Aunque parezca mentira a mi me gusta mas bajar que subir y con esa intención y para evitar que Ángel sufriera demasiado, optamos por hacer una ruta de "monte bajo" por los alrededores de Quijorna, Valdemorillo, Fresnedillas y Navagalamella.
"Y si no quieres arroz, toma tres tazas", o eso tuvo que pensar el pobre Ángel cuando nada mas empezar nos ponemos a subir una pista rota, con mas piedra suelta y escalones de las que había subido en la vida. Pero ahí estaba él, sin poner casi ni un pie y sin dejar de dar pedales. Lo subía todo el chaval.
Este Ángel está en forma!!! a las pruebas me remito.
La ruta era inédita para ambos y el GPS nos guiaba en el camino. La velocidad media era lenta porque la subida inicial se notaba, pero la cosa fue cambiando. Disfrutamos de unas cuantas bajadas rápidas y divertidas hasta que en el último tramo de la ruta y tras tener que seguir mas de un rastro de jabalí campo a través, pinchamos.
Bueno, intuimos que pinchamos, porque no llegamos a ver el pincho, aunque hicieras lo que hicieras, volvías a pinchar.
Viendo que estábamos cerca del final decidimos tomárnoslo con filosofía y parar de vez en cuando a inflarle la rueda al niño (comúnmente llamado "la gorda").
Hemos disfrutado de unos paisajes muy curiosos, de colores eléctricos y primaverales que no se yo si las fotos llegarán a reflejar. En total, 48 km divertidos en buena compañía, con un poquito de queso con membrillo y una bici con unas patas que darán mucho mas que hablar (las de Ángel, que las mías no dicen ni "mu").
Espero que ya estés pensando en la próxima.